Una leyenda de Cruz Azul que se cataloga a sí mismo como un “pionero” del profesionalismo para un futbolista fuera de la cancha. Carlos Hermosillo marcó época en la Máquina y fue la gran figura del título en el Invierno 97, un campeonato en el que ni Billy Álvarez creía en aquel entonces al ver que su máximo goleador se había fracturado un par de costillas al inicio de la Liguilla.
“Fueron 17 años sin ser campeones hasta aquel de 1997. En aquella Liguilla me fracturé las costillas en el primer partido contra Atlante y me operé. Luis Fernando Tena me dijo para la Final: ‘Si te necesito, entras, aunque estés así’, Palencia falló un gol sin portero y a mí se me presenta la oportunidad del penal contra Comizzo”, contó Hermosillo a Alberto Lati para FutVox.
“Ese fue un campeonato muy deseado. Quién me iba a decir que operándome las costillas iba a llegar a la Final, cualquiera me hubiera dicho: ‘Suerte para la otra’. Ni Billy Álvarez creía que íbamos a llegar a la Final, llegamos al hotel después de aquel juego (contra Atlante) y me dijo: ‘Ni modo, Carlos, ya para el otro torneo’. Obviamente le dije que nada de ‘próximo torneo’ y estoy convencido de que todo aquello que quieres, lo atraes”, agregó.
Fui pionero en el futbol: Hermosillo
Por allá de los años 80 y 90, la alimentación y la salud mental de los deportistas no eran temas tan meticulosamente revisados como en la actualidad. El apodado Grandote de Cerro Azul recurrió a expertos en la materia hace más de 30 años para poder rendir al máximo como profesional en todas las aristas, algo que por aquel entonces prácticamente no se conocía.
“Creo que fui un adelantando del futbol porque a mis 27 años conformé un equipo de trabajo alrededor mío que no era del club. Un entrenador mental, un masajista y una nutrióloga con los que quería estar al 100 por ciento en todos los sentidos para cada partido. Yo era muy disperso y eso me costaba fallar algún gol, y cuando trabajé con todos ellos fue que quedé tricampeón de goleo (de 1993 a 1996)”, expuso.
Hermosillo sufrió depresión tras su retiro
Precisamente hablando de la salud mental de los atletas de alto rendimiento, el máximo goleador en la historia de los Cementeros confesó que sufrió de depresión y tomó terapia para entender su vida más allá del futbol, pese a que él se creía listo para seguir adelante sin tener la pelota en los pies.
“Cuando me retiro, pensé que estaba preparado, pero entré en una depresión de seis meses que me daba taquicardia, no podía ni pararme a hacer ejercicio. Le inventé a mi señora que ya había hablado con Jorge Valdano, que me habían recibido en Madrid para estudiar un Máster, pero no era cierto”, señaló.
“Entender que tu vida empieza desde cero a los 38 o 39 años, tal vez suene a comparación burda, pero es como un preso que sale de la cárcel para reintegrarse a la vida, así con nosotros, trabajar 8, 9 o 10 horas y que vas a ganar el uno por ciento. Yo decía que estaba preparado para el retiro, mi esposa no me creía. Me preguntaba ‘qué me pasa’, fui a terapia para saber qué tenía y me diagnosticaron depresión. Me querían medicar y me negué porque no quería ocultar el dolor, quería sentirlo para saber el momento en que saldría adelante, dejar atrás la sensación de vacío, de extrañar el futbol”.