¡Para el olvido lo de Carlos Vela! Lo sacaron al 63' en la Final y le echó miraditas a su DT

Justo cuando su equipo más lo necesitaba, con el título de la Liga de Campeones Concacaf Scotiabank en la línea y obligados a ganarle al León, Carlos Vela desapareció con el LAFC. El denominado “mejor jugador en la historia del club” duró poco más de 60 minutos en la Gran Final, pero ni siquiera su estatus de leyenda angelina lo salvó de ser sustituido entre abucheos.

Si la misión ya era complicada para el LAFC tras la derrota 2-1 en la Ida, el gol de Lucas Di Yorio al 20′ lo hizo aún más cuesta arriba para los de la MLS. Era entonces que todos los ojos se ponían sobre el camiseta 10 de los aurinegros, pero este domingo no fue su noche en ninguna de las facetas.

Carlos Vela, sus 5 segundos fatídicos y los abucheos

El rostro de Vela era de desesperación. Cuando no eran pases imprecisos de sus compañeros eran sus pérdidas de balón las que desesperaban al Bombardero, pero tampoco ayudó mucho a su causa en las pocas opciones de las que dispuso.

Entérate: ¡No es socio del LAFC! Jaime Camil reveló su amor por el equipo de Los Ángeles y ¡Le va a Pumas! (VIDEO)

Sus ejecuciones a pelota parada fueron intrascendentes, una de ellas terminó en la tribuna. El más fiel reflejo de su triste Gran Final lo dio en un lapso de cinco segundos: tiro libre estrellado en la barrera, pisotón a un rival, tarjeta amarilla y las burlas de los aficionados de los cuantiosos seguidores de La Fiera en Los Ángeles.

El cambio de Vela y su mirada a Cherundolo

Pocos minutos después de esa cadena de errores del Bombardero, se le acabó el partido. Steve Cherundolo lo sacó al minuto 63 y lo despidieron con abucheos, en su mayoría de los hinchas leoneses, pero también hubo de sus fieles del LAFC, impotentes al ver que su mejor hombre se fue sin hacer nada con un título internacional de por medio.

Apresurando el paso y entregando la cinta de capitán, Vela se fue de la cancha entre reproches, pero él tampoco lucía muy satisfecho con la decisión de Steve Cherundolo, a quien le aventó una miradita “que mata” antes de sentarse en el banquillo, desde donde atestiguó el desenlace de una Final en la que poco y nada hizo en ambos partidos. A la interacción le sumó un movimiento de cabeza como signo de desaprobación, para terminar sentado, resignado, en el banquillo.