Lewis Hamilton lo logró, llevó a tal punto la crítica al desarrollo de su Mercedes que el propio Toto Wolff tuvo que darle un ‘estate quieto’ en pleno Gran Premio de Austria, donde las sanciones por track limits fueron la comidilla del fin de semana.
Al británico nada le salió en la casa de los Toros Rojos; diez vueltas y ya tenía bandera blanca y negra; además, en las veinte ya había sufrido la penalización de cinco segundos.
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Por si fuera poco, Lando Norris fue el ‘topo’ de Lewis cuando avisó de que el volante de Mercedes no estaba metiendo tandas dentro de las líneas, lo que derivó en su castigo.
Todo esto derivó en lo ‘quemado’ que se comenzó a poner Lewis Hamilton a bordo de su monoplaza; estuvo más pendiente por quién sí y quién no respetó los límites de pista que en su conducción, al grado de hartar a Toto Wolff por las constantes quejas en el team radio.
“Lewis, sabemos que el coche es malo, pero dedícate a conducir”, respuesta pasivo-agresiva del mandamás de las otroras flechas de plata para silenciar de tajo a quien siempre apapacho; incluso, a quien en algún punto le ofreció disculpas por el auto que le entregó para manejar.
Al final, la fiesta de las sanciones por parte de los comisarios y los dichosos límites de pista movieron la parrilla final, aunque el podio no se tocó, donde Max Verstappen, Charles Leclerc y Sergio Pérez bebieron espumoso.
Así, Lewis Hamilton finalizó en el sitio número 8 por detrás de George Russell, un gran premio que dejó más quejas que buenos resultados para la mayoría de las escuderías.
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