Cuando se alcanza la cima en el futbol, todo son lujos y carretadas de dinero, sin embargo, los comienzos de muchos de estos deportistas están marcados por carencias. Tal es el caso del argentino Luciano Jachfe, portero del Club Ferro, quien confesó la extrema pobreza en la que vivió.
En plática con el podcast “El Lado B de la B”, el guardameta rememoró emotivamente todo lo que su madre hizo por sacarlos adelante, aceptando que, en su niñez, él la acompañaba a recolectar comida de la basura para llevarla a su mesa, algo que, en principio, Jachfe veía como un juego para estar junto a ella.
“Mi hermana tenía 4 o 5 años y cuando se hacía de madrugada, la dejábamos durmiendo y me iba con mi madre a juntar algo para comer de la basura. La primera vez que fuimos fue todo con risas. La segunda también, pero con el pasar del tiempo fui entendiendo que no era tanto un juego”, platicó.
Conforme creció, el ahora futbolista vio afectada su autoestima al sentirse “diferente” por no tener los recursos que prácticamente todos los niños de su edad disponían para llevar algún alimento al colegio, hasta que una maestra detectó sus problemas.
“Durante mucho tiempo no se lo conté a nadie por vergüenza. Yo estaba en la primaria y, viste, vas al recreo y todos llevan algo para comer. Un día se acercó una maestra, Natalia, y me dijo: ‘¿por qué no traés nada para comer?’. Y le respondí: ‘Porque no tengo’. Ella nos ayudó, nos llevó a la Municipalidad y ahí nos dieron una mano grande. Ya no era juntar de la basura”, rememoró.
Infinidad de casos de futbolistas de escasos recursos que llegaron al profesionalismo se han dado en Argentina, México y el resto de Latinoamérica. Uno de los ejemplos más famosos es Carlos Tévez, mundialista con Argentina que creció en Fuerte Apache con notables carencias. Ya cobrando millones de dólares, el delantero compró casas para sus familiares y, a la fecha, los mantiene económicamente.
