Parece que todo fue un espejismo en el Real Madrid. Tras ser líderes invictos, con paso perfecto al cabo de cinco jornadas, este domingo fueron humillados en el Derby por el Atlético de Madrid, que los venció con total autoridad por marcador de 3-1, exhibiendo una gran debilidad defensiva en pelotas aéreas de los Merengues.
Convincentes no habían sido en el inicio liguero, pero les había alcanzado para ganar cada uno de sus duelos. Lo mismo en el debut en la Champions League a media semana, cuando triunfaron de último minuto en casa ante el Unión Berlín, pero la negativa de la directiva a buscar un delantero de élite por aferrarse a Kylian Mbappé parece que le sacará canas verdes a Carlo Ancelotti por Rodrygo ha desaparecido, Vinicius todavía no está listo y Joselu no es para la titularidad.
🏁 FP: @Atleti 3-1 @RealMadrid
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Y si la falta de gol ya parece un problema, los errores defensivos puntuales en balones por alto también lo son. Este domingo, David Alaba falló dos veces y eso se tradujo en dos goles de Álvaro Morata de cabeza, curiosamente, ambos al minuto 3 de cada uno de los tiempos.
Para hacerlo peor, el “pequeño” Antoine Griezmann también les anotó con un cabezazo el que, en ese momento, fue el 2-0 de los Colchoneros en su cancha, una olla de presión que pareció sacar de concentración y de sus casillas a más de uno vestido de blanco, entre ellos Jude Bellingham, el niño prodigio que en su primer Derby pasó de noche y por poco se va expulsado por una patada en el agregado.
ALVARO BORJA MORATA MARTIN
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El marcador pudo ser más abrumador de no ser por algunas intervenciones de Kepa bajo postes y algunas fallas en ataque de los rojiblancos. El Madrid vivió sus mejores momentos en los últimos 10 minutos de la primera mitad, cuando Toni Kroos marcó con un zapatazo afuera del área.
Incluso, a los Merengues les anularon un gol (que significaba el 2-2) por un fuera de juego de Antonio Rüdiger, aunque no hizo por la pelota ante un descarado tacleo del zaguero local. El árbitro, sin dudarlo, dijo que no había nada que revisar, que la anotación de Eduardo Camavinga no subiría al marcador.
Los rostros de Luka Modric, Lucas Vázquez y otros en el banquillo contaron la película completa, mordiendo la sudadera y con la mirada perdida, viendo que la supuesta perfección bajo la que habían estado en el comienzo liguero “reventó” en la primera prueba importante de la temporada.