Joana Sanz revela estado etílico de Dani Alves: “Entró en la habitación y se desplomó en la cama”

El posible estado etílico de Dani Alves en la noche de la presunta agresión sexual a una mujer en Barcelona, y la situación nerviosa en la que quedó la denunciante, ocuparon gran parte de los testimonios del segundo día de juicio contra el exjugador de Pumas.

Después de una jornada inicial en la que la joven dio su testimonio a puerta cerrada, y sus dos acompañantes describieron su conmoción al salir del baño de la discoteca en el que se produjo la supuesta agresión, comparecieron una veintena de testigos, entre ellos varios amigos y la esposa del deportista: Joana Sanz.

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EL TESTIMONIO DE JOANA SANZ: ‘OLÍA A ALCOHOL’

Dani Alves llegó a la Audiencia de Barcelona, procedente de la prisión en la que lleva recluido más de 12 meses, y escuchó los testimonios desde la primera fila, escoltado de cerca por un policía. Vestido con jersey gris, unos pantalones oscuros y lentes, el exfutbolista, de 40 años, se mantuvo en silencio y con el gesto serio durante toda la sesión.

Joana Sanz explicó que aquella madrugada del 31 de diciembre de 2022 su marido regresó a la casa que tienen en Barcelona “oliendo a alcohol”, tras una larga jornada con amigos.

“Cuando entró en la habitación, se chocó con varios muebles y se desplomó en la cama”, explicó la modelo española, que indicó que entones no quiso hablar con él por el “estado en que llegó”.

En el mismo sentido, su amigo Bruno, el único que le acompañó aquella noche a la discoteca Sutton, aseveró que el futbolista había “bebido mucho”, lo que no le impidió, según él, mantener una “química respetuosa” con la denunciante.

EL TESTIMONIO “DESCONSOLADO” DE LA DENUNCIANTE DE DANI ALVES

La joven declaró al inicio del juicio que, según el escrito de acusación de la Fiscalía, Dani Alves la agredió y forzó a mantener relaciones sexuales, pese a los intentos por evitarlo de la mujer, que vivió una “situación de angustia y terror”.

En esta segunda jornada del juicio testificaron también varios de los policías y empleados del local que atendieron a la denunciante -actualmente en tratamiento psicológico-, que incidieron en el estado de nervios y “shock” en el que la encontraron, así como su preocupación porque “no la creyeran”.

“La chica estaba muy mal, lloraba mucho”, describió uno de los responsables de la sala.

La Fiscalía solicita nueve años de prisión para el exinternacional brasileño por un supuesto delito de “agresión sexual con penetración”; además, el pago de una indemnización de 150 mil euros (unos 162 mil dólares) a la mujer y otra década de libertad vigilada tras cumplir la condena.

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