Javier ‘Chicharito’ Hernández tuvo que lidiar en las bancas del Real Madrid y Manchester durante mucho tiempo, pero la de Chivas simplemente sabe diferente. Prueba de ello la noche de la vuelta de Octavos de Final ante América en la Concacaf Champions Cup donde nadie sufrió más el partido que el 14 de los rojiblancos.
En esa banca había millones de dólares: Chicharito Hernández, Erick Gutiérrez, José Juan Macías y Víctor Guzmán, todos con un brutal cartel en sus carreras, pero nadie sufriéndolo tanto como el más rojiblanco de ellos.
Al borde de su asiento, entre sus compañeros, Javier fue un auténtico volcán. Cada decisión arbitral a favor o en contra de Chivas siempre era discutida por Chicharito, quien se levantaba a la par de Fabricio Coloccini y Federico Insua para respaldar a un Fernando Gago que también irradiaba fuego.
La falta de sangre que le faltó a Chivas en la ida le sobró para la vuelta, y Hernández fue el primero en la fila.
Por eso, cuando cayeron los goles de Cade Cowell y Ricardo Marín ese banquillo estalló, descargo la presión de esos dos goles que los tenían prácticamente en terapia intensiva y ante un Estadio Azteca que extrañamente no se pintó de rojiblanco.
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¡CHICHARITO ENTRÓ CON TODO! 🤩 ⚽️
— CENTRAL FOX MX (@CentralFOXMX) March 14, 2024
Javier Hernández se llevó sonoro abucheo por parte del Estadio Azteca, pero le importó poco y entró directo a presionar al América #CampeonesConcacafxFSMX #ÁnguloFSMX pic.twitter.com/ysMeS5M3Y5
¡EL POCHO Y LA CALMA A WALLEY!
Pero mientras Chicharito Hernández era un mar de sentimientos en el banquillo de Chivas, Víctor Guzmán le pasaba hielo a sus compatriotas desde la banca. Habituado a los grandes partidos y a ganarlos como jugador de Pachuca, ahora fue Guzmán quien le metía colmillo al partido desde la banca.
Y es que desde que cayó el primer gol, el Pocho dirigió su atención en pedirle calma al arquero Óscar Walley, quien se dejó ir en cada uno de sus festejos.
El Pocho se terminó la voz pidiéndole calma a su compañero, quien era además el primer circuito de un equipo que debía tener bien controlados los nervios para no equivocarse ante Henry Martín y Julián Quiñones.
Chicharito y Pocho entraron al juego con la sangre hirviéndoles, pero América les mató el sueño en un abrir y cerrar de ojos.