Durante el año, el Polvo del Sahara se hace presente en el Atlántico Norte, pero es desde fines de la primavera cuando comienza a cobrar notoriedad, sobre todo en el Mar Caribe y norte de Sudamérica, al intensificar los colores de los amaneceres y las puestas de sol.
La masa de aire en la que viaja el Polvo del Sahara, que tiene un espesor de entre tres y cuatro kilómetros además de una altura de 1.5 km, es cálida y seca, por lo que impide la formación de nubes en forma de torre.
Pese a la distancia cinco mil kilómetros entre África y el Caribe, el Polvo del Sahara llega impulsado por el Anticiclón del Atlántico Norte, pero el pico de estas oleadas se da entre finales de junio y mediados de agosto.
¿Por qué los atardeceres y ocasos son más intensos con el Polvo del Sahara?
Habitualmente vemos el cielo azul porque, de todos los colores, este es el que dispersan las moléculas de nuestra atmósfera, salvo en los amaneceres y atardeceres, donde dominan los tonos rojizos y anaranjados porque los rayos del sol atraviesan un mayor volumen de atmósfera.
Es así como, cuando hay una alta concentración de polvo, los rayos del sol interactúan con estas partículas para formar un filtro que intensifica los tonos cálidos del cielo, de ahí que se puedan apreciar matices de fuego.
¿Se pueden ver esos colores en México?
Los países beneficiados con esta panorámica son: Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Venezuela, así como el Caribe colombiano y el mexicano, donde el estado con mejor vista es Quintana Roo.
¿Hay implicaciones de salud por la llegada del Polvo del Sahara?
Desafortunadamente, no todo es bueno con la presencia del Polvo del Sahara en el Caribe, puesto que a través de él pueden transmitirse algunas enfermedades infecciosas, tales como la meningitis meningocócica, la cual puede llegar a ser mortal.
Los síntomas más comunes en una afección así son fiebre, dolor de cabeza y rigidez del cuello, además de náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y confusión o estado mental alterado.