La más grande leyenda del boxeo mexicano hizo berrinche en la transmisión del pasado fin de semana, durante la pelea del Canelo Álvarez vs Jaime Munguía. Nos referimos al gran Julio César Chávez, quien se molestó porque no le daban la palabra para compartir su análisis y opiniones de lo que, hasta ese momento, se había visto en el ring.
El César del Boxeo formó parte del equipo de TV Azteca en la emisión del combate entre Canelo y Munguía en la T-Mobile Arena de Las Vegas. Su tremendo carisma y forma tan coloquial de hablar le han ganado un enorme cariño del público, además de su legendaria carrera como peleador, pero también se sabe que Chávez se calienta rápido.
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VIDEO – El berrinche de JC Chávez en la pelea Canelo-Munguía
En el Round 4, Canelo Álvarez mandó a la lona a Jaime Munguía. Momentos antes de que eso pasara, Julio César Chávez se quejó con sus compañeros por no permitirle hablar. Irónicamente, en cuanto le dieron la palabra, el Gran Campeón Mexicano tuvo que volver a quedarse callado para que el narrador gritara el golpe de Saúl.
“Déjenme hablar, cabrones. De perdida, ¿no? No chinguen, ¿no?”, comentó Chávez González con el micrófono abierto, lo que causó risas entre sus colegas, pero tuvo que cortar su comentario luego de la combinación de Canelo que tumbó a Jaime.
Round 4: ¡A LA LONA! Canelo Álvarez manda a Jaime Munguía a la lona#AlPuroEstiloMexicano #BoxAzteca 🥊
— TV Azteca Deportes (@AztecaDeportes) May 5, 2024
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Narraciones memorables de Julio César Chávez
Si algo ha identificado a Julio César Chávez narrando es su total libertad para decir algunas groserías al aire. Tal vez el momento más recordado ocurrió durante los Juegos Olímpicos del 2004, cuando soltó una letanía después de la derrota de Abner Mares ante el húngaro Zsolt Bedak.
“No le cuentan los golpes al mexicano, no le cuentan nada. Chingao, nada le marcan, ¿Esos golpes no los cuentan o qué? ¡Nah, qué chinguen a su madre, cabrones!”, dijo Chávez en aquella transmisión.
Otra muy recordada ocurrió en el pleito de Miguel Berchelt y Oscar Valdez, cuando Julio César Chávez gritó frente al micrófono: “¡No mames, perdón, pero no mames!” porque no detenían la pelea pese al muy mal estado del Alacrán.