Una de las más grandes leyendas del deporte en activo se despidió de los Juegos Olímpicos este lunes, justo en el templo donde escribió gran parte de su mítica carrera. Rafael Nadal fue eliminado por Novak Djokovic en las instalaciones de Roland Garros, dentro de la segunda ronda de París 2024.
El partido de tenis más esperado de los Olímpicos, enfrentándose el máximo ganador de Grand Slams en la historia como es Nole y el número uno en títulos de Roland Garros como es Rafa, se decidió en poco menos de dos horas, con un primer set que fue una paliza de Djokovic y un intento de resurrección de Nadal en el segundo, que no pudo ser.
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Djokovic vs Nadal; así fue el adiós de Rafa en París 2024
El primer set fue 6-1 para Djokovic en poco más de media hora. Ni se despeinó el serbio para dejar enmudecida la cancha Philippe Chatrier, volcada totalmente con el Matador, su hijo adoptivo y que en 14 ocasiones ha levantado el trofeo de los Mosqueteros, uno de los cuatro Grand Slams del profesionalismo.
La segunda manga parecía llevar el mismo ritmo despiadado de Nole contra Rafa. Con el parcial 4-1, se presentó la primera oportunidad de quiebre para el español, quien aprovechó para revivir a los miles de fanáticos que jamás cesaron de corear su nombre para ayudarle a sacar fuerzas de su cansado y lesionado cuerpo.
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A partir de ese momento, la mística de Rafael Nadal apareció en París 2024. La gente enloquecida viendo al portador de la antorcha olímpica ponerse 4-4 y con el momento favorable, pero por algo Djokovic es el más ganador de la historia. Olió sangre en medio de la tormenta y ya no perdonó.
Djokovic le quebró el saque a Nadal para el 5-4, aunque no mostró mucho “espíritu olímpico” al meterse con el público, mofándose con la señal de que no escuchaba las porras que hasta segundos antes se volcaban en favor de Rafael, a lo que la gente respondió con grandes abucheos a Novak, que bien se sabe es de mecha corta.
El tiro de gracia lo dio Nole con su servicio, cerrando el duelo con un as para dejar como estatua a su rival. El paso de los años no es en vano, Rafael Nadal se despidió ovacionado del templo de Roland Garros, con la especulación de que pudo ser su última vez allí, con la mano en alto y mandando besos a la grada que tanto le arropó.
A Djokovic le tocó el lado más frío de la fanaticada, despedido sin tanto alarde ni cariño. Al serbio poco le importó, haciendo la mímica de tocar un violín tras el juego. Finalmente, está en tercera ronda y buscando lo único que falta en su histórico currículum, el Oro Olímpico.