Sergio Pérez correrá en el Gran Premio de Azerbaiyán, un circuito de Bakú donde cocinó sus mejores resultados; sin embargo, la realidad de Red Bull está más cercana a controlar daños que buscar una alegría, aunque la esperanza muere al último.
La prioridad será planchar las fallas del RB20, que Checo padeció prácticamente desde el inicio del 2024, con un performance de Max Verstappen que, de alguna manera, maquilló las dificultades del monoplaza, ahora en la superficie y generándole dolores de cabeza a la escudería.
Eso sí, Checo Pérez no culpó al equipo sobre algún desdén ante sus vicisitudes iniciales, en contraste con los resultados de Max: “Creo que me han creído desde el principio, pero probablemente pensaron que no se notaba tanto y que Max lo estaba llevando bien”.
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Esa serie de buenos puntos que sumó Verstappen se acabaron a la primera de cambio, con McLaren, Mercedes y Ferrari respirándoles en la nuca, tanto en el campeonato de pilotos como el de constructores.
“Creo que, dado el estilo de conducción de Max, probablemente no era tan obvio el problema; mientras que, con mi estilo de conducción, todo se hizo mucho más evidente, probablemente desde la tercera carrera de la temporada. Los problemas que yo tenía eran cada vez peores, y ahora Max parece tener problemas similares”, explicó Pérez.
Por ahora, ambos pilotos se meterán de lleno para intentar darle a la puesta a punto del RB20 en Bakú, una tarea nada fácil, pero sencilla en el panorama más cercano: “Definitivamente vamos a probar cosas para intentar solucionar los problemas, pero como siempre en un fin de semana, no es lo ideal estar probando cosas, pero lo haremos para llegar al fondo de la cuestión”, finalizó Pérez.
El Gran Premio de Azerbaiyán se correrá el domingo 15 de septiembre, en el circuito callejero de Bakú.
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